«Amor inteligente» para el Desarrollo Local

27/04/2017

por Sumá Fraternidad

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Hace ya más de  6 años que la Pastoral de Turismo en Salta viene desarrollando el Programa de Turismo Solidario y Sustentable. Acompañando la generación de empleo en varias localidades del interior de Salta, Jujuy y Catamarca (Argentina). Ver artículo Turismo sustentable al rescate de pueblos escondidos

Durante estos años el acompañamiento del programa ha consistido en: poner en acción las fuerzas vivas del lugar, tomar  contacto con las comunidades y sus necesidades, valorizar los recursos humanos y naturales del lugar, rescatar la riqueza y diversidad cultural vinculada a la historia de cada lugar, en muchos casos ligada a las culturas originarias. Al mismo tiempo el programa ha ofrecido capacitación en la producción de los distintos productos vinculados a la cadena del turismo, desde el alojamiento pasando por el transporte, la comida, el guiado, venta de artesanías o productos gastronómicos (mermeladas, licores, miel, etc.). Toda capacitación también desde una visión de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente, promoviendo un producto turístico que fomente la responsabilidad tanto del productor como por parte del turista.

En el camino transitado por este programa, se ha tomado contacto a través de convenios con distintas instituciones, Universidades, Ministerio de Turismo y Cultura, Empresas del sector  con las que ha colaborado, articulado, incluso trabajado en forma conjunta poniendo en acción un plan estratégico de desarrollo. Aunque el programa en sus orígenes no se lo había propuesto, por la dinámica de trabajo y su inteligencia articulación con otros actores, se ha ido convirtiendo con el tiempo en un programa de desarrollo local. Los ingredientes principales son: que se trata de una política de articulación público privada, en la que cada actor facilita, fortalece  el trabajo del otro; se potencian y valoran los recursos (humanos-económicos-culturales-naturales) locales para favorecer el crecimiento económico a través de la innovación y diferenciación productiva;  y durante todo este proceso los beneficios son administrados por los actores locales.

Pero, que es lo que distingue esta experiencia de  desarrollo local de otras, que durante éste proceso de articulación la Comunión/Diálogo han sido las palabras de orden. Comunión, porque cada actor ha puesto en común sus talentos/recursos para el desarrollo de éste programa. Diálogo porque en los procesos de desarrollo la interacción entre los distintos actores suele ser compleja y conflictiva. Durante el camino de éste programa las dificultades no han estado ausentes, pero la principal estrategia de trabajo de todo el equipo ha sido de colaboración y una escucha activa de todos los protagonistas: Comunidades locales, Estado, Universidades, Empresas, otras Organizaciones de la Sociedad Civil. Todos actores con códigos e intereses diferentes, y en algunos casos hasta contrapuestos, pero más allá de las diferencias, había una meta común que los hacía superarlas: la convicción de que el crecimiento de estas pequeñas comunidades era necesario, vital. De esta manera disminuye la emigración de campo a la ciudad, evitando de ésta forma el crecimiento de los cinturones de pobreza en las grandes capitales y al mismo tiempo, tutelar  pequeñas comunidades con una gran riqueza cultural que corre peligro de extinción. Para todos la Persona al centro del Desarrollo.

Fruto de esta experiencia  de comunión y diálogo es el nacimiento de un nuevo producto y un nuevo consumidor. No se trata del turismo al que todos estamos acostumbrados, sino que en ésta experiencia el valor agregado es el contacto con la riqueza cultural de pequeñas comunidades rurales y en algunos casos descendientes de pueblos originarios, en síntesis, un turismo que produce encuentro entre personas.

 

Para dar cuenta compartimos el testimonio de un joven turista italiano y una familia argentina:

“Tengo la sensación que para algunas personas viajar sea un poco como ver el mundo desde una vitrina. Viajan con nosotros nuestros estándar de vida occidentales y nos esperamos que allí donde vamos estén nuestras comodidades, nuestras seguridades y certezas, vivimos solo superficialmente los lugares a donde vamos… los “consumimos” como si fueran una simple lata de coca-cola que tomamos rápidamente e luego tiramos. Se llega, se sacan tantas fotos, se compran suvenir, se come en un lugar típico y ya está, se terminó, nos vamos! Nos espera una próxima etapa de una agenda de viaje a veces frenética! Un país no está hecho de monumentos y de suvenir, sino está hecho de personas Entonces poder ser alojados por éstas personas, compartir su casa, la mesa, la música es la manera más auténtica de viajar! Me gustó mucho esta idea de turismo comunitario con la que me encontré. Es necesario detenerse, escuchar aquellos lugares, perder tiempo, abandonar esquemas clásicos, dejarse sorprender y también soportar alguna dificultad, vale la pena!!! Compartir, el verbo en español que mejor aprendí durante éste viaje en Argentina, Gracias!” Stefano (Roma-Italia)

“Nos gustó la idea de descansar, caminar, conocer nuevos paisajes, pero sobre todo, la posibilidad de conocer esos “paisajes humanos” -que a veces quedan escondidos detrás de las postales y las fotos- que nos permitieran entrar en la realidad de estas comunidades… se trataba de emprendimientos nacientes, por lo que algunas cosas “desafiaron todas nuestras lógicas”, y nos ensanchó el corazón y las costumbres abriéndonos a cosas que en otras circunstancias no hubiéramos hecho. Fue una unánime decisión familiar quedarnos más allá de estas cuestiones, abrirnos a la experiencia completa, sin las comodidades que uno buscaría en vacaciones o a las que la ciudad nos tiene mal acostumbrados (internet, el baño integrado en nuestras casas, la tele, el supermercado a la vuelta de la esquina, la plaza para salir a pasear y tomarse una cervecita).

…Un sentimiento que atravesó todas esas experiencias fue el de haber roto nuestros esquemas para dejarnos llenar por la vida de esta gente que nos trajimos en el corazón, por el ritmo tranquilo y profundo de esos lugares, por los paisajes que cambiaban a cada tramo de la ruta. Esquemas que se rompieron y que llegando a la ciudad nos hacen mirar la vida cotidiana desde otro lugar… con otros ojos.” María José, Pablo y flia (Córdoba – Argentina)