Obras sociales en diálogo con Humanidad Nueva

10/06/2014

por Sumá Fraternidad

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Categoría: Noticias

 

El viernes 11 de abril, durante la primera jornada del Seminario que coorganizamos en abril de este año, los 60 miembros de las organizaciones sociales latinoamericanas tuvieron una conferencia vía Skype, con cinco miembros de la Oficina Central de Humanidad Nueva en Italia.

Este encuentro digital responde a la iniciativa de la Red Latinoamericana de fortalecer el contacto con otras áreas del Movimiento de los Focolares, buscando incrementar la incidencia y el impacto en el terreno social.

Por su parte, desde Roma, cinco responsables de cada una de las áreas de Humanidad Nueva se reunieron para la conferencia digital. Quien tomó la palabra fue Antonella, responsable del sector: «Armonía Social y Arte».

Palabras de Antonella Romano:

Estamos muy felices de tener esta conexión. Sentimos que tenemos mucho que ver como Humanidad Nueva con las organizaciones sociales. Chiara siempre pensaba en ese ámbito como el mundo de la armonía social. ¿Qué quería decir con eso? Simplemente que en una sociedad en la que se viven los valores inspirados por el Evangelio – es decir la fraternidad, la justicia, la solidaridad –se forma un cuerpo social armonioso dónde cada individuo y cada organización social se realiza en el don de si hacia los demás.

Chiara intuyó que para vivir la fraternidad en la sociedad, esta puede asumir como modelo las relaciones trinitarias que son caracterizadas por la unidad y una intrínseca reciprocidad de amor: en ellas las diferencias no son un límite sino una riqueza. El modelo trinitario es el modelo de toda la organización social: el cuerpo social  compuesto de varias partes articuladas de forma armoniosa.

Este aspecto de la armonía social puede ser comparado con el cuerpo humano: una sociedad que tiene el timbre del Evangelio es como un cuerpo humano donde cada órgano tiene su función diferente pero al mismo tiempo es unitaria.

Por lo tanto hay que generar una armonía entre el cuerpo de la sociedad y los espacios circundantes.   De hecho, las relaciones de amor recíproco que construyen la unidad reflejan también la armonía, por ejemplo en la belleza del ambiente físico que contiene este cuerpo social renovado por la vida Evangélica.

La impronta de la Trinidad, que es específica de quién quiere vivir el ideal de la unidad, puede ser compartida por todos en términos de fraternidad y relaciones auténticamente humanas.

Es fundamental aprovechar la riqueza que hay en el mundo de hoy que se muestra tan  complejo. La armonía social justamente ocurre cuando la fraternidad es vivida valorizando las diferencias: por ejemplo entre personas de diferentes edades, competencias, profesiones, roles, como también entre grupos sociales pertenecientes a culturas diferentes, etc. Se puede decir mucho acerca de la vida de las obras sociales, porque ellas están en este mundo, porque las obras sociales son el primer actor que realiza esa armonía social, sanan las fracturas y curan las heridas, enfrentan las relaciones de pobreza y marginación. Viven esa fraternidad tanto como objetivo y como método.

El objetivo es lograr un mundo unido y el método al interno de las obras sociales es valorizar las diferencias para conquistar la unidad.

También las organizaciones sociales  deben construir unidad y por lo tanto redes de relaciones horizontales: entre personas, con otras organizaciones, con las instituciones, con el territorio, generando una fraternidad positiva que lleva a la unidad. En tal modo se ponen en común las necesidades como los recursos útiles para su satisfacción. Es importante para nosotros mirarlos a ustedes que son la encarnación del ideal de la unidad. Tienen una riqueza enorme para brindar.

Comprometerse en las obras sociales significa creer en la humanidad, pensarse de manera plural: favorecer la libertad de las personas para asociarse en la producción de bienes sociales que puedan contribuir concretamente al bien común, que es el bien de todos. Cuando las relaciones están marcadas por la reciprocidad del Evangelio son capaces de generar en cada uno lo mejor, favoreciendo y estimulando talentos, valorizando competencias y profesionalidad.

El compartir, la comunión después ayuda al crecimiento de la comunidad con efectos sorprendentes: la alegría de quién ha sido ayudado, pero también la alegría de quién ha sido el responsable, por tanto se está en grado de contagiar y comprometer cada vez a más personas. No es casualidad que recientes estudios sociales consideran la reciprocidad de las relaciones como un generador de riqueza para la sociedad.

Nosotros de la Secretaría de Humanidad Nueva hemos reflexionado sobre la necesidad de una relación siempre más viva y profunda con tantas obras sociales activa en todo el mundo inspiradas por la espiritualidad de la unidad: las Obras sociales son un lugar que muestra a todos como puede ser una humanidad renovada  profundamente por el Evangelio vivido.

El corazón de todo esto es: la Unidad en las Diferencias: cada uno realiza si mismo plenamente, consciente de la dignidad personal, descubriendo que es constituido por su relación con el otro. Es decir, vale tanto para las personas en forma individual como para las organizaciones sociales.

Estamos convencidos que trabajar juntos – las Obras sociales y Humanidad Nueva – pueda favorecer la relación con el propio territorio: juntos, con todos los componentes de la comunidad que representan a todos los protagonistas de la sociedad civil, involucrando o abriéndose también aquellos que trabajan en sectores intermedios en la estructura social, en aquellas organizaciones que realizan obras de subsidiariedad, por ejemplo. Podemos ser interlocutores creíbles e incisivos también en las relaciones “verticales”, es decir con los representantes políticos, sea administradores locales que nacionales.

Esta participación a la red mundial de Humanidad Nueva, después, puede ayudar a tener siempre viva la perspectiva del mundo unido (del Ut’omnes): puede servir como recurso en la contribución de ideas, de experiencias, de intercambios con distintos países, que puede mejorar también la incidencia de los proyectos en las regiones dónde se realizan.