El valor de la propia identidad

27/04/2015

por Sumá Fraternidad

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Categoría: Noticias

Por María del Rosario Sisco, Maria llegó al país a los 10 años en una canoa que desembarcó en Formosa. Jamás pudo ingresar a la escuela ya que le pedían documentación argentina. Su madre nunca le explicó por qué no tenía documento ni paraguayo ni argentino. En el registro civil de Paraguay no se registraba su nombre.

María hoy tiene 47 años y todavía no ha recuperado su identidad. En 40 años no ha podido acceder a un trabajo de relación de dependencia, por su falta de documentación. Tuvo 5 hijos que también son NN.  No pudo registrarlos al no tener documentación propia. En el Consulado de Paraguay no recibió ayuda. No creen en su historia. Al no tener familia ni conocer a nadie en Paraguay que verifique su identidad, no le iniciaron el trámite de redocumentación.

María oyó hablar del  Centro de Atención al Migrante de La Matanza y decidió acudir a él. Llegó a las puertas del centro diciendo: «Me siento como si no fuese nadie, no tengo derechos.»  Allí conoció a M. Eugenia Vázquez, quien junto a las Hermanas Scalabrinianas, están ayudando a María a obtener su documentación. Han presentado una Acción judicial de Auto-identidad ante Consulado Paraguayo. Todavía no han conseguido la documentación de María, pero siguen el proceso con especialistas y la acompañan en el camino de recuperar su identidad.

Reconocimiento a Maria Eugenia por su  trabajo en el Centro de Atención al Migrantemaria eugenia vazquez

Maria Eugenia Vázquez obtuvo el  premio a Mujeres Emblemáticas de la Matanza que otorga la municipalidad a las vecinas de la zona destacadas en su trabajo en diferentes organizaciones sociales. Aquellas mujeres galardonadas con este premio se caracterizan por su solidaridad, esfuerzo, valentía, amor, servicio y compromiso con el otro. Cada una, desde su lugar, tiene un único objetivo en común: garantizar los derechos de quienes habitan la comunidad de La Matanza.

Una de las Mujeres Emblemáticas de La Matanza de este año es María Eugenia Vázquez, integrante del Instituto de Vida Consagrada “Hermanas Misioneras Scalabrinianas”. Desde Sumá Fraternidad, nos pusimos en contacto con ella para conocer una parte de la inmensa obra que hace desde el Centro de Atención al Migrante.

mujeres emblematicas la matanza flyer chico

El Centro de Atención al Migrante, de las “Hermanas Scalabrinianas”, desarrolla desde hace trece años distintas actividades en cada localidad de La Matanza dirigidas a los migrantes más vulnerables, provenientes principalmente de Paraguay y Bolivia. Regularización de la condición migratoria, protección de las mujeres víctimas de violencia de género, apoyo educativo a niños y adultos migrantes son solo algunas de las actividades de las que se ocupa la institución.

El Centro de Atención al Migrante surge para satisfacer la primera demanda de las familias que llegaban a tierra argentina: la documentación de regularización migratoria, que suele presentar dificultades. Asimismo, desde el Centro, informaban sobre las redes de apoyo y programas sociales a los que podían acceder. El primer paso para la integración social de los migrantes es la obtención de la categoría de ciudadano del país que los recibe, es por eso que el Centro se ocupa de informar y orientar a los extranjeros residentes en la Matanza sobre los derechos que garantiza la Ley Migratoria Argentina.  Las personas que tocan sus puertas llegan desde distintas vías:

  • Demanda espontanea
  • Delegaciones municipales
  • Juzgados
  • Comisaria de la Mujer

Un Camino de Esperanza: desterrar la violencia

En un principio, tuvieron su sede en Caritas de San Justo y Caritas La Ferrere, parte de la Pastoral Migratoria. Hacia 2005, luego de notar que necesitaban un espacio propio, se instalaron en una casa en La Matanza. El trabajo con los residentes extranjeros dentro del partido, les hizo notar otros conflictos presentes dentro de esa comunidad: la violencia social, en especial contra la mujer. Es así como deciden embarcarse en otro proyecto: Camino de Esperanza, un programa de prevención, contención y tratamiento de mujeres, hombres y niños en situación de violencia familiar, desarrollado por profesionales capacitados en la temática.

Desde el programa, abordan el problema de la violencia como una conducta aprendida y no como una patología. Es por eso que buscan trabajar con víctima y victimario. Quienes acuden son mayormente mujeres que, en busca de un futuro mejor, llegaron al país; aquellas que son sostén del hogar, que salen a buscar trabajo y comida para sostener a sus hijos. Su trabajo en esta problemática se completa con la contención en adolescentes, mejorando su autoestima y trabajando  la prevención de noviazgos violentos en jóvenes.

Actualmente el centro cuenta con dos programas  más. El primero es el Programa de Educación, un espacio de apoyo y acompañamientos para niños y adolescentes que aspira a garantizar la permanencia y reinserción escolar de quienes lo requieran. Entre las actividades que se realizan está el dictado de clases de apoyo escolar, acompañamiento psicopedagógico para niños y actividades recreativas que disminuyan las horas libres fuera del hogar para prevenir situaciones de riesgo.

Finalmente el Centro promueve el programa “Vivir saludable-Mente”  cuya función es la prevención, tratamiento y recuperación y reinserción socio familiar de personas con patologías mentales.

Esto es solo la punta del iceberg del inmenso trabajo de integración que llevan adelante María Eugenia y sus colaboradores desde el Centro de Atención al Migrante. Por fortuna, ahora que los conocemos les podemos decir “gracias”.

 

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